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¿Qué es el riesgo financiero?

Para poder ayudarnos mejor en el entendimiento de la definición del riesgo financiero, configuremos tres ejemplos muy sencillos. El primero de ellos es el de un inversionista que ha puesto su dinero en un negocio que, en el tiempo, debe generarle resultados. Este inversionista, por supuesto, aguarda tener cierto nivel de retorno, y tiene la expectativa de un resultado esperado (RE). Pero a pesar de esto, los resultados posibles son múltiples. Algunos de esos resultados pueden ser excelentes y le traerán felicidad al inversionista, pero otros tal vez sean adversos. ¿Serán estos resultados esperados (que tal vez puedan ser negativos) el riesgo?  Vamos con un segundo ejemplo. Sea un empresario que, en su manejo natural de su negocio, tiene costos. Algunos son grandes, otros son pequeños, todos son variables, pero de cierta manera el empresario puede hacer estimaciones de éstos; en otras palabras, tiene costos esperados (CE). ¿Será acaso el tamaño de estos costos esperados el riesgo
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De la ética también se debe hablar

El análisis de las crisis financieras internacionales apunta, usualmente, a cuestiones estrictas del mercado, una cosa cientificista que se adosa a teorías monetarias o de los ciclos económicos que logran explicar bien lo que ha sucedido en los últimos años. Yo en mis clases siempre hablo de Minsky (con su teoría de la fragilidad financiera y esa poderosa e inquietante afirmación de que la estabilidad siempre lleva a la inestabilidad) y del Nixon Shock (con el que se da la bienvenida a la capacidad de los bancos centrales de emitir todo el dinero que quieran) para explicar este mundo financiero que existe hoy. Sin embargo, eso no es todo. Es que no estamos analizando un fenómeno natural, sino que el ser humano domina los espacios del aparentemente etéreo “mercado”. Parece ser una obviedad, pero debo ser enfático en ella. Por ejemplo, vamos a la crisis sub-prime y encontramos muchas cosas, digamos, “anómalas”. Vendedores de hipotecas que tenían como único incentivo el vender más

Niño malo

Cuando fue confirmado hace poco tiempo, el Fenómeno del Niño Costero fue una sorpresa para muchos, ya que en diciembre de 2016 la discusión en los medios era la severa sequía que afrontaba muchas regiones del país, mientras ahora, apenas tres meses después, hablamos de inundaciones en extensas áreas del norte sin contar los huaycos en muchos lugares y los destrozos en la infraestructura pública y privada. ¿Pudimos tener algún grado de anticipación ante esta circunstancia? Las entidades financieras afrontan esta situación crítica de distinta manera. No solo viene por el daño en oficinas y los muchos empleados que se han visto afectados por las lluvias, sino por los numerosos clientes que tendrán problemas con los pagos de los créditos (un incremento del riesgo de crédito). Se realizará una reprogramación natural que ya es alentada por la Superintendencia de Banca y Seguros. La mora, por supuesto, va a crecer, y las estrategias de calce de balance ya no funcionarán en el nuev

Crisis y boom del crédito

La expansión del crédito suele ser una buena noticia, ya que levanta el consumo (por ende, también el PBI) y muchas veces está acompañada de un aumento de la inversión (lo que también incrementa el PBI). Muchos ven la expansión del crédito por el lado de la demanda, lo que es un indicador de desarrollo económico. Es lo que ha pasado en el Perú en los últimos años: las importantes tasas de crecimiento del producto incrementaron la riqueza disponible y, por ende, también los requerimientos de créditos por parte de los agentes económicos. Los activos bancarios están en los niveles más altos de la historia. Pero no es la única manera de que exista un boom del crédito. También está el lado de la oferta, la cual se expande debido a la bajada de tasas de interés. Esta caída de las tasas puede darse por cuestiones puras del mercado de fondos prestables, pero es mucho más frecuente que los gobiernos, a través de los bancos centrales, realicen sendas expansiones monetarias con el fin de impu

No puede ser normal

Minsky sabía lo que decía cuando postuló eso de que la estabilidad lleva a la inestabilidad en su teoría de la fragilidad financiera. Para él, en períodos de tranquilidad mejoran las expectativas, aumenta la demanda, sube la rentabilidad y los precios de los activos. Baja la aversión al riego, aumenta la especulación, el apalancamiento y la innovación financiera. La liberalización trae euforia, aunque de manera subyacente la fragilidad financiera aumenta sin que muchos se den cuenta. El boom del crédito también es una marca de este tiempo. Todos son felices, todos se relajan respecto a los riesgos, todos creen que la bonanza será para siempre (1). Pero luego, subirán las tasas y llegará el «momento Minsky» (2): los inversores sobre-endeudados se ven obligados a vender incluso sus inversiones más sólidas para poder pagar sus préstamos, lo que provoca grandes pérdidas en todos los mercados y una ingente demanda de liquidez que obliga a los bancos centrales a intervenir en los mercados

Que brille el sol

El tipo de cambio hoy sigue bajando. En dos semanas ha bajado casi veinte céntimos. Se habla del fortalecimiento del precio del cobre, del petróleo, de las expectativas de que no subirán las tasas en Estados Unidos, de empresas vendiendo dólares con el fin de pagar impuestos. Con la caída, seguro que se han activado muchos stop loss y los bancos andarán vendiendo dólares, acentuando más la caída. Todos preguntan si esto será duradero, si ya podemos hablar de un cambio de tendencia. Yo pienso solo en esto: el mundo de hace un mes, cuando la tendencia era al alza y todos apuntaban al cielo al pensar en perspectivas cambiarias, sigue estando allí. Los fundamentos permanecen: China, Europa, USA. Entonces, si el discurso que fue dominante es verídico, deberíamos revertir la tendencia muy pronto. Pero quien sabe. El tipo de cambio no es tan predecible y no suele ser sencillo seguir sus tendencias en el corto plazo. El Perú tiene un matiz especial por la intervención del BCRP,

El camino del descalce

| Los balances bancarios bi-moneda están destinados al descalce entre el nuevo sol y el dólar | En diciembre de 2014, el Banco Central de Reserva (BCR) aprobó una serie de acciones destinadas a desincentivar los créditos en dólares, básicamente a través del manejo del encaje. Con esas medidas, el ente emisor esperaba que los créditos en dólares caigan 10% al final del primer semestre y de 20% a finales del segundo semestre (1).  En realidad, el hecho de que las perspectivas del tipo de cambio ahora estén al alza, ya implica un natural proceso de caída de los créditos en dólares: si el tipo de cambio sube en el tiempo, los agentes económicos necesitarán más soles para comprar los dólares, lo que hará que ya no tomen créditos en dólares sino que prefieran tomar créditos en soles. Estos mismos agentes, cuando el tipo de cambio estuvo a la baja, tomaban créditos en dólares a pesar de no generarlos en sus negocios. Lo hicieron por años, pero el wrong way risk que esta operativa g