El análisis de las crisis financieras internacionales apunta, usualmente, a cuestiones estrictas del mercado, una cosa cientificista que se adosa a teorías monetarias o de los ciclos económicos que logran explicar bien lo que ha sucedido en los últimos años. Yo en mis clases siempre hablo de Minsky (con su teoría de la fragilidad financiera y esa poderosa e inquietante afirmación de que la estabilidad siempre lleva a la inestabilidad) y del Nixon Shock (con el que se da la bienvenida a la capacidad de los bancos centrales de emitir todo el dinero que quieran) para explicar este mundo financiero que existe hoy. Sin embargo, eso no es todo. Es que no estamos analizando un fenómeno natural, sino que el ser humano domina los espacios del aparentemente etéreo “mercado”. Parece ser una obviedad, pero debo ser enfático en ella. Por ejemplo, vamos a la crisis sub-prime y encontramos muchas cosas, digamos, “anómalas”. Vendedores de hipotecas que tenían como único incentivo el vender más
Una visión de los riesgos financieros con fines didácticos y expositivos