Para poder ayudarnos mejor en el entendimiento de la definición del riesgo financiero, configuremos tres ejemplos muy sencillos. El primero de ellos es el de un inversionista que ha puesto su dinero en un negocio que, en el tiempo, debe generarle resultados. Este inversionista, por supuesto, aguarda tener cierto nivel de retorno, y tiene la expectativa de un resultado esperado (RE). Pero a pesar de esto, los resultados posibles son múltiples. Algunos de esos resultados pueden ser excelentes y le traerán felicidad al inversionista, pero otros tal vez sean adversos. ¿Serán estos resultados esperados (que tal vez puedan ser negativos) el riesgo?
Vamos con un segundo ejemplo. Sea un empresario que, en su manejo natural de su negocio, tiene costos. Algunos son grandes, otros son pequeños, todos son variables, pero de cierta manera el empresario puede hacer estimaciones de éstos; en otras palabras, tiene costos esperados (CE). ¿Será acaso el tamaño de estos costos esperados el riesgo?
Un ejemplo más. Sea un banco tradicional cuya actividad principal es la de dar créditos. Asumiremos que este banco es diligente y que realizó procedimientos meticulosos de evaluación de los créditos que otorga. No obstante, habrá algunos créditos que no serán devueltos, lo que generará pérdidas al banco. Estas pérdidas son partes del negocio, siempre estarán presentes; por lo tanto, serán esperadas (PE). ¿Son estas pérdidas esperadas el riesgo?
Las respuestas a las preguntas de los tres párrafos anteriores son negativas. En el primer caso, el riesgo es la variabilidad de estos resultados esperados (RE) o, para ser más precisos, su volatilidad, que puedo traerme resultados inesperados (RI) adversos. En el segundo caso, el riesgo es la posibilidad de que los costos esperados (CE) se incrementen súbitamente de manera sorpresiva, o que aparezcan repentinamente nuevos costos que no estaban previstos. El riesgo está en los costos inesperados (CI), en cuán variables pueden ser. En el tercer caso, el riesgo está en que las pérdidas esperadas (PE) puedan variar súbitamente debido a que existe volatilidad. Esta volatilidad de las pérdidas esperadas (PE) pueden traer pérdidas inesperadas (PI). ¿Qué es, entonces, el riesgo? Es la variabilidad de resultados, costos o pérdidas esperadas debido a la incertidumbre. ¿Cómo cuantificarlo? Para los tres casos anteriores, el riesgo se cuantifica así:
RIESGO = RE – RI
RIESGO = CE – CI
RIESGO = PE – PI
Lo esperado menos lo inesperado. Para la cuantificación, debemos definir factores de riesgo (qué variables financieras definen las posibles pérdidas financieras que podamos tener) y calcular los posibles resultados con la ayuda de la estadística, lo que nos llevará a la definición de una distribución de probabilidad. Con ésta, calcularemos tanto los valores esperados como los inesperados, y en este último caso lo haremos a través de la definición de un nivel de confianza. Y la diferencia de ambas (esto es, el riesgo) no es más que la definición del Valor en Riesgo (VaR), que es una medición estadística que define la máxima perdida que podemos tener en términos de una probabilidad de ocurrencia o nivel de confianza. Y hermanada al VaR está la
definición del capital económico, que es
el colchón financiero que deben poseer los bancos con el fin de afrontar las
pérdidas inesperadas. Hablar del VaR y del capital económico es hablar, a fin de cuentas, de lo mismo.
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